El personaje o máscara es un concepto de la Psicología Analítica que se utiliza para designar aquellas partes del Yo que mostramos a los demás. Está constituida por todo lo que valoramos, todas las características que fuimos apropiando porque observamos en el desarrollo que tenían una buena recepción en nuestro entorno. Pura supervivencia.
Todo lo que no sea funcional a la máscara, suele rechazarse y expulsarse a las profundidades, conformando la sombra. Por supuesto que la máscara y nuestro personaje a menudo nos resultan útiles para movernos en la sociedad, sin embargo, identificarnos con esa máscara es un riesgo porque nos impide desplegar nuestras otras subpersonalidades, otras actitudes e instancias que también requieren de participación para una vida más íntegra.
Desde el punto de vista de la no-dualidad, una vez somos capaces de desprendernos del ego, y de iluminar nuestras sombras, el yo deja de existir para que podamos ser parte de algo más grande.
La esencia y la unidad
Si viajamos a los que son considerados, por excelencia, los prime- ros escritos filosóficos de la existencia, Los Upanishads, podemos aprender de qué manera explica el concepto de la no-dualidad, usando incluso un concepto muy especial, el UNO. Las enseñanzas no-duales han existido desde hace miles de años. Y, siendo conscientes -o no- de ello formamos divulga que cada ser es parte de algo más grande de lo que además portamos la semilla en nuestro interior (la esencia), por lo tanto, según Los Upanishads, todos somos iguales porque somos fruto del mismo árbol y la unidad que yace en cada UNO de nosotros/as nos conecta aunque no seamos conscientes.
No estamos “aislados” ni de la vida ni de los demás. Con este concepto claro, cualquier búsqueda y angustia termina. Cualquier conflicto con los demás desaparece. A través de la realización no- dual, vivimos la vida totalmente en la simplicidad y la maravilla del momento presente. Ya no tenemos que escudriñar constantemente el pasado para buscar nuestra identidad ni perseguir nuestra felicidad en el futuro. Cuando le quitamos el poder de decidir al ego -y a la mente- solo hay un camino, el de retorno al ser, a la verdadera esencia.
La esencia no tiene ni materia, ni forma…
Es la parte del todo que reside en cada uno de nosotros. La parte inmutable del ser. Siempre estuvo y siempre estará.
Cuando integramos los opuestos, renunciamos a la dualidad y abrazamos a la sombra, nos fundimos con la vida dejando de lado la palabra yo. Esto nos libera de todos los pesos innecesarios que cargamos a causa de los pensamientos y emociones retenidos, volviendo al estado en el que nacimos. Reconocemos cómo realmente somos, mientras nos alejamos del personaje y de las máscaras.
Las explicaciones y la verdad no están en comunión. Cuando conectas con tu esencia, hallas la verdad. Desaparecen las dudas y encontramos un clima único de conciencia, paz y energía.
